El Sembrador

Si pensábamos que íbamos a ser los primeros en levantarnos hoy, estábamos muy equivocados. Nos levantamos a las 7 para hacer ejercicio, pero para esa hora las niñas ya llevaban dos horas despiertas ya que algunas de ellas se iban a esa hora a la escuela. Acabamos de ejercitarnos, nos bañamos y desayunamos antes de que llegara doña Leonor.

Doña Leonor es la vicepresidenta de la Fundación Koinonia, con ella no habíamos tenido el gusto de comunicarnos antes de nuestra llegada pero enseguida nos puso al día del funcionamiento del centro de Las Flores y otros 5 centros que la Fundación tiene a cargo. Nos vino a recoger al centro y nos fuimos hacia el otro lado de la ciudad, La Travesía, para ver uno los Kinder de la organización. En el camino nos estuvo contando de sus experiencias dentro de la organización y de la dificultad de encontrar fondos para llevar a cabo los proyectos que tienen. Koinonia recibe ayuda extranjera y nacional para poder sufragar todos los gastos y hace poco han comenzado a producir y vender productos de limpieza para tratar de ser autosuficientes y no depender de ayudas. También estuvimos hablando sobre la situación política, social y económica de Honduras, y llegamos a la conclusión de que todavía hay muchas cosas que mejorar en cada uno de esos aspectos.

Hablando y hablando llegamos hasta El Sembrador justo a la hora del almuerzo. El Sembrador tiene capacidad para 55 niños, había desde bebes hasta niños de 5 años. El centro estaba muy limpio, ordenado y sobre todo con muchísimos materiales para desarrollar las capacidades de los niños. Se notaba que las personas que trabajaban aquí le echaban muchas ganas y que las donaciones que habían llegado al centro habían sido muy bien utilizadas. Y lo más importante de todo: en la cara de los niños se veía que ellos estaban felices en el centro.

 

Cuando salimos del centro, doña Leonor se ofreció para llevarnos a Valle de Ángeles, un pueblo turístico que estaba a unos 30 minutos de donde nos encontrábamos. Valle de Ángeles destaca por su arquitectura y por la comida, la arquitectura se puede ver en las fotos y la comida, nosotros damos fe de ella. Doña Leonor nos invitó a comer a su restaurante favorito “La casa de las abuelas” un lugar que cuidaba todos los detalles para que te sintieras como en la casa de tu abuela. La decoración estaba muy bonita pero la comida es mejor, para comenzar comimos un anafre (platillo típico de la zona con queso, carne y fríjoles) y después Andrea continuó con unas fajitas de res picante y yo con un pincho criollo, todo exquisito.

 

Después de la copiosa comida nos arrastramos como pudimos al carro y doña Leonor nos llevó de vuelta hasta Las Flores.

Cuando llegamos estábamos bastante cansados y ya nos dedicamos a jugar y platicar un rato con las niñas, que son incansables. Después de cenar nos retiramos hasta nuestro cuarto donde enseguida nos quedamos dormidos pensando en el gran día que habíamos tenido, muchas gracias doña Leonor.

David

 

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Comentarios: 2
  • #1

    maria ortega (lunes, 24 noviembre 2014 21:41)

    Un comentario. Por la naturaleza de Fundacion Koinonia es mejor no mostrar las caras de las ninas.

  • #2

    Zaigua (lunes, 01 diciembre 2014 23:33)

    Hola María, entendemos tu postura pero desde la Fundación Koinonia se nos autorizó a publicar el artículo con las fotos. En caso contrario o que su política haya cambiado no hay ningún problema para modificarlo, solo se tienen que poner en contacto con nosotros. Un saludo.

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