Conociendo a Phyllis

Llegamos al hostal y preguntamos por  Paul y Susie, estaban justo frente a nosotros tomando café.  Nunca nos habíamos visto –ni siquiera en foto- , pero hemos estado en contacto ya por un tiempo, así que fue muy bueno conocernos.   Son una pareja agradable, su camioneta se llama Phyllis – me encantó su nombre - . Ellos comenzaron su viaje el hace poco más de un año, pero tomaron seis meses para regresar a Canadá y trabajar esa temporada, ahora están retomando su ruta.

Hablamos por un rato y acordamos que lo mejor sería enviar las camionetas – y la moto, ya que otro chico también compartirá el container con nosotros -, el 6 de diciembre.  Por lo tanto tendremos algunos días extras para conocer un poco de Panamá.

Después de la charla David y yo nos fuimos a la playa, desde el Flutterby House hay un acceso a unos 300 metros (Flutterby y este acceso esta en el área de Uvita), esa entrada es gratis; existen otros dos accesos, en los cuales hay que pagar 6 dólares por persona para ingresar a la playa.  El pago que se hace es para la manutención del parque, además, los accesos que cobran, tienen sanitarios y duchas.

Jugamos un rato a las palas (beach tennis), David entró al agua pero yo preferí quedarme a tomar fotos.  En este lugar el oleaje es mucho mas tranquilo que en Dominical o Matapalo. 

Después de la playa regresamos a Uvita, a buscar internet ya que yo necesitaba conectarme a Skype para llamar a mi casa. Después de una larga llamada – yo hubiera seguido un buen rato más pero se estaba haciendo tarde -, le tocó a David hablar a la suya. Una vez que terminamos con Skype fuimos al súper que teníamos al lado a comprar la comida de hoy.  La cantidad de productos estadounidenses que se venden aquí, es mucho mayor a la que hemos visto en el resto de países centroamericanos.

El sol iba a meterse pronto,  llegamos a la Playa Piñuelas – otro de los accesos del Parque Nacional Isla Ballena, aquí sí hay que pagar pero no había nadie cobrando -.  El lugar me gustó mucho, la playa esta rodeada de arboles muy grandes y palmeras, y el agua tiene tonalidades esmeralda  y azul.  No pudimos quedarnos porque casi no había gente, y parecía que nadie pasaría la noche ahí, y lo que nosotros necesitamos es un lugar un tanto más recurrido y menos aislado para pasar la noche.