De São Paulo a la carreteeeeeeera

Con Douglas y Cida
Con Douglas y Cida

Nunca tenemos una despedida sencilla e irnos de São Paulo fue difícil. Hemos estado apenas 4 días en esta enorme ciudad pero los paulistas nos han hecho sentirnos tan cómodos que ya casi parecíamos uno más, hasta que empezábamos a hablar claro. Nos vamos de São Paulo con la satisfacción de haber hecho unas amistades para toda la vida y con la certeza de que algún día volveremos, muchas gracias al Club Sampa por su apoyo y a la familia Do Santos por su hospitalidad.

 

 

Antes de marcharnos, Cida, la mamá de Douglas, nos volvió a consentir con uno de sus deliciosos almuerzos y lo que sobró nos lo metió en un recipiente para la cena, como le decíamos a Cris “nos vamos como una coxinha mexicana y otra española”.

Para poder salir sin perdernos de São Paulo, Douglas se ofreció a guiarnos hasta la autopista A. Senna, no sé qué hubiéramos hecho en esta ciudad sin él.  Cargamos combustible (en São Paulo es más barato que en la carretera) y nos despedimos con un hasta pronto.

Con un poco de tristeza nos fuimos alejando de la gran ciudad e introduciéndonos en la Serra do Mar. La niebla nos sorprendió un poco pero también lo hizo el paisaje con unas enormes caídas de agua que se divisaban desde la ruta.

 

 

Al descender la sierra vimos lo que será nuestro próximo “porche” durante las siguientes semanas: la costa brasileña. Ansiábamos mucho este momento y por fin estamos aquí. Hemos parado en un pequeño pueblo (Toque Toque Grande) que no tiene ni tiendas, que tranquilidad.

Echamos de menos nuestra vida paulista pero como nos cantaba Douglas, ya estamos de nuevo “en la carreteeeeeeeeeeeeeeera” (una canción de Manu Chao).

 

 

David

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