En la tierra del cacao

El viaje nos ha dado muchas “vidas” diferentes,  por fortuna hemos tenido la oportunidad de establecernos (a nuestra manera claro) en varios lugares de Latinoamérica para trabajar e incluirnos dentro de la rutina diaria local. Lo más peculiar es el comienzo: como hacer los contactos, donde estacionarnos, donde encontrar baño y ducha, etc. Pero lo peor es la despedida, marcharse después de haber vivido unos días, semanas o incluso meses en un par de ocasiones, es difícil. Es complicado despedirse de personas que te han apoyado tanto y con quienes has tenido tanta afinidad, lo bueno es que gracias a internet son muchos los amigos que viajan con nosotros en la Zaigua y la ruta siempre nos vuelve a cruzar con algunos amigos. Así dejamos nuestra “Vida en Eunápolis” y volvimos a la carretera.

La exuberancia de la mata atlántica nos pilló por sorpresa. Bien es cierto que una vez que llegamos a la costa brasileña la vegetación se hizo presente y así ha sido durante las últimas semanas, pero en cuanto nos hemos ido adentrando en el estado de Salvador de Bahía la flora ha ido aumentando. También hemos experimentado un cambio en el clima, sentimos más calor y humedad, nos vamos acercando a un clima más tropical.

 

 

En nuestro camino hacia Ilhéus, nuestro destino final del día, pudimos ver bastantes fazendas que sobresalían de la selva. Nos llamó la atención el orden de sus edificios y su color blanco. Según nos contaron después, estas haciendas tuvieron su origen cuando la región estaba en su máximo esplendor de producción de cacao. En una época, esta zona fue la mayor productora mundial de cacao pero una enfermedad infectó las plantaciones y la producción disminuyó considerablemente. Aun así, al costado de la carretera pudimos ver una gran cantidad de árboles de cacao.

Catedral de São Sebastião
Catedral de São Sebastião

Al llegar a Ilhéus nos decepcionamos un poco, habíamos oído hablar mucho de la Capital del Cacao y nos habíamos imaginado una ciudad de estilo colonial pero no fue así. Paseando por sus calles conocimos la catedral de São Sebastião y el palacio Paranaguá entre sus edificios con más historia. Pensábamos encontrar un museo del cacao o fábricas de chocolate pero salvo una fábrica a las afueras no vimos nada más.

 

 

Hoy pasaremos la noche acá pero todo parece indicar que mañana seguiremos nuestro camino hacia el norte.

 

 

David

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