Rutina viajera

Si escuchas la palabra rutina ¿qué es lo que te viene a la mente? ¿algo positivo o negativo? Es muy común escuchar frases como “Ya quiero salir de la rutina” o “No quiero volver a la rutina”. Entonces, parece que la rutina es algo maligno de lo que se quiere escapar ya que la rutina te envuelve, te organiza y te planifica, te ata a un horario y unas normas de las que solo te puedes evadir en algunos momentos. Que distinto de la rutina viajera en la que todo gira en torno a la incertidumbre, no saber qué te va a pasar durante el día pero sabiendo que de una manera u otro casi siempre pasa algo positivo, salvo algunos momentos difíciles que se toman como un aprendizaje.

Dicho esto,  ¿cómo fue nuestra rutina viajera del día? Levantarse a las 6:00 para hacer ejercicio, amanece a las 5:00 y si uno no se levanta temprano de la cama, la Zaigua pasar de ser una casa muy agradable a convertirse en un horno horrible. Desayunar lo que nos quedé en nuestra alacena, como ya hace unos días que no hacemos compra tuvimos que inventar algo con lo que teníamos. La receta de hoy fue sopa rápida con huevo, cebolla, ajo y queso provolone, una delicia a las 8 de la mañana. En eso estábamos cuando un ruido nos sacó de nuestra rutina, un coco se desprendió con la mala suerte de caer encima de la antena de la combi y doblarla por completo. Pero bueno, eso es lo que tiene dormir rodeado de palmeras y además dentro de lo malo fue algo positivo ¿y si nos hubiera caído en la cabeza? (el aprendizaje del día: recordar no aparcar debajo de los cocos).

Después de desayunar comienza la hora del trabajo, Andrea se quedó en la combi-oficina trabajando en la computadora y yo me fui a caminar por la playa a buscar materiales para nuestras artesanías. A media mañana decidimos cambiar el porche de nuestra casa y nos pusimos en ruta sin saber muy bien a donde dirigirnos, la única certeza era que había que seguir hacia el norte.

 

En Porto de Pedras, la carretera se corta al llegar al río Manguaba pero no hay mal que por bien no venga : fuimos “obligados” a dar un pequeño paseo por el río hasta llegar a Japaratinga, ya del otro lado. El hambre empieza a aparecer y toca ir de compras, no siempre se puede elegir que comer, hay que adaptarse a la economía viajera y lo que hay disponible, hoy tocó bocadillos de pollo, uhmm deliciosos!!!

 

 

Una de nuestras necesidades es conseguir internet y siempre vamos a las gasolineras a tratar de conectarnos (además hay baño). Si no es en una ya conseguiremos en otra, así llegamos hasta Maragogi con sorpresa incluida: nos encontramos con nuestro amigo Juan, un mochilero argentino que lleva nuestra misma ruta y a quien conocimos en Salvador. En la gasolinera nos instalamos y como buenos anfitriones preparamos unos mates para conversar un buen rato con Juan.

Y así fue nuestra rutina de hoy, ¿cómo será mañana?, no lo sabemos, lo único cierto es que nosotros no queremos salir de la rutina.

 

 

David

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Comentarios: 2
  • #1

    Juan (jueves, 16 julio 2015 18:53)

    Qué emoción David! Recuerdo muy bien aquella tarde y tu reflexión sobre la rutina. Hermoso momento amigos!
    Por más viajes (para afuera y para adentro) !

  • #2

    Zaigua (viernes, 17 julio 2015 10:56)

    Juan!!! dónde andas que hace mucho tiempo que no sabemos de ti? Ojalá que estés lo que estés haciendo sigas con la misma ilusión de siempre, un abrazo!!!

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